Salir de la zona de confort. Exactamente eso es lo que hizo la exmodelo y empresaria Silvana Suárez al aceptar una “alocada” propuesta de LOOK, que consistió en calzarse unos tacos y animarse a trepar piedras rocosas en las sierras de Córdoba para una producción de fotos. La “aventura” la obligó a abandonar la paz en la que vive en una soñada casa ubicada en la localidad cordobesa de Nono. Esta mujer argentina, que a los 19 años se consagró Miss Mundo, hoy tiene 58.

Su belleza está intacta y la seguridad con la que pisa la vida es la misma con la que se adentra en las cumbres. “Quiero ser la mejor versión de mí misma”, afirma con serenidad mientras toma un café a metros de un local en el que, con su nombre como marca, expone cuadros de su autoría y vende joyas, accesorios, jabones y unos perfumes que se convirtieron en los favoritos de la astróloga Ludovica Squirru, otra actual residen- te del Valle de Traslasierra. “Me di vuelta como un guante”, dice quien en ese paraje sublime decidió transitar una “búsqueda interior” de la mano de terapias alternativas que proponen resolver conflictos familiares que calaron en varias generaciones. “Esas terapias me llevaron a pensar muchas cosas del pasado; a comprenderme y perdonar mis errores. Hoy estoy ́de vuelta ́, sin odios, más liviana. Siento que hay mochilas que ya no tengo”, asegura.

¿Qué revisaste de tu pasado? 

–Las constelaciones familiares (un tipo de terapia) tienen eso de ver qué pasó con los abuelos y bisabuelos. Yo tuve que hacer un trabajo de perdón desde el árbol familiar. A mi abuela materna la obligaron a casarse… Son cosas que vienen de atrás, que tal vez no se hablan, pero que pasan de generación en generación. –Vos te casaste con Julio Ramos (dueño del diario Ámbito Financiero, fallecido en 2006), quien te llevaba 23 años.

¿Cuánto incidió tu historia familiar en esa decisión?

–Mi mamá, que estudió dos carreras y era muy distinta a mi abuela, quería que yo tuviera una vida libre, que viajara por el mundo (antes de casarse, Silvana vivió 10 años en el exterior trabajando como modelo y estudiando), que no me casara nunca. Casi se desmaya cuando le dije que me quería casar. No le gustaba mucho que contrajera matrimonio con un hombre más grande. Al contrario…

¿Sentiste que algunos veían en vos a una joven que “enganchó a un poderoso”?

–Sí, porque estamos en un país muy machista. Pero Julio no fue mi mejor candidato. Yo estuve de novia con un príncipe iraní que quería una relación en serio y que terminó enojado conmigo porque yo tenía en la cabeza el chip de “no te cases nunca, seguí viajando por el mundo”. Manejaba un Dodge destruido, al principio no me dijo quién era, me enteré después…

¿Dejaste pasar ese candidato?

–Sí. También conocí en Londres a Dodi AlFayed (el magnate egipcio que murió en un accidente automovilístico con Diana, la princesa de Gales, en 1997). Yo iba a su casa. Él quería salir conmigo y yo sólo quise que saliéramos como amigos. Y eso que era divino… Julio al lado de esas personas no era nadie. Creo que me casé con un hombre mayor porque, justamente, a mi abuela se la obligó a hacer eso, era algo de lo que no se hablaba y que había que “resolver”. Yo padecí mucho con esa relación (la de Ramos, que duró 10 años y terminó en un mediático divorcio), porque él no era una persona afectiva y yo soy muy cariñosa.

¿Extrañas el roce con el poder?

–No. Para Julio era muy importante cómo impactaba yo con el poder y medio que me tuve que sobre adaptar a sus exigencias. Eso me hizo salir de mi esencia, parecer una persona distante. Le seguí la corriente y cambié un poco mi cabeza. Tuve que hacer terapia para desaprender todo eso y volver a mí. Lo bueno es que fue un capo y aprendí muchísimo con él. Hubo cosas muy dolorosas y otras muy buenas que rescato.

¿Te gustaría volver a estar en pareja?

–Por supuesto que puede aparecer alguien, una persona rica o no, pero mi mirada no va a estar puesta en eso, sino en disfrutar de los pequeños momentos.

¿Cuántas Louis Vuitton o Chanel más?

Acá en el campo eso no te sirve… (ríe) Lo bueno de crecer es que los años bien invertidos te dan sabiduría. No se puede estar bien con nadie si antes no estás bien con vos misma, si no te querés y perdonás, si no tenés una autoestima que venga de adentro, no de afuera..

Hablando de autoestima, vos sos la cara de Taglie Forti, una marca de talles grandes. No todas las mujeres se atreven a hacer campañas de talles fuera del estándar…

–A mí siempre me gustó la ropa suelta, una característica de esa marca. Me encanta lo que hace Leonardo (Salanitri, dueño y diseñador de Taglie Forti), es un revolucionario. Sus prendas permiten y acompañan el movimiento. Él me contó lo difícil que es conseguir ropa de diseño para mujeres con sobrepeso. Hay mucho maltrato hacia ellas. Yo tengo 12 kilos arriba de mi peso original, puedo ponerme la ropa de él, y también de otra gente, pero me encantó haber hecho su campaña porque la ropa es divina y porque es importante abrir la cabeza. Valía la pena aceptar.

¿Te molesta que te pregunten la edad?

–A mí no me la preguntan, yo la digo directamente. Mi papá va a cumplir 100 años y es un orgullo. La edad no es un problema.