Como consecuencia del suicidio de la diseñadora Kate Spade, se reabrió el debate acerca de los trastornos que se potencian dentro del mundo de la moda.
Tanto creadores como seguidores padecen ansiedad, depresión, estrés. Correr detrás de las tendencias, vivir fabricando la novedad o intentando pertenecer a grupos ‘cool’ tiene graves consecuencias en la salud mental.
“A los diseñadores, por naturaleza personas sensibles, emocionales y artísticas, se les está pidiendo que cada vez asuman más cargas. Demasiadas”, sentencia Suzy Menkes (periodista de moda) al referirse a la renuncia del director creativo de Dior. Es que el sistema los aplasta, cada vez hay que vender más, estar disponible en redes sociales de manera permanente, mostrarse sonriente en cada evento, estar en forma.
La pregunta es, como consumidores, ¿tenemos el poder de revertir esta tendencia? ¿Podemos bajar los índices de ansiedad y depresión disminuyendo el consumo? ¿Y usando cada vez menos las redes sociales? Los leemos.
Sería bueno empezar por no darle lugar a estos nuevos «influencers» o «bloggers» que trabajan de nada y cobran 30000 pesos un posteo. Sobre todo los/as periodistas en moda de darles un espacio a esta gente miserable o uds mismos desde las revistas tratar el tema con ambigüedad e hipocresía. Por un lado se conmueven ante la depresión de la imagen y por otro están vendiendo todo el tiempo imagen y consumo. En qué quedamos? Somos frívolos o comprometidos?